miércoles, julio 26, 2006



Momento

Era ese tiempo donde empecé a conocer las calles de Concepción, había vivido 15 años en ella, y no me sabia casi ninguna; la primera vez que se me encendió la llama de aventurero fue un día que me iba del colegio a la casa, a pie porque quería adelgazar(jep), eran alrededor de 15 cuadras, ese día creo que acompañé a una compañera una cuadra mas allá del punto de partida, al despedirme, la primera reacción fue volver a la calle original, donde siempre empezaba el camino a mi casa, en este caso era Chacabuco, taba en Cochrane, y de repente me saltó la revolucionaria idea de irme por esa misma calle, di el primer paso indeciso, luego el segundo y empecé a caminar, me acuerdo de la sensación, darme cuenta que me podía ir por otra calle, una cosa tan simple y burda, para mi fue como descubrir América, podía elegir por donde irme, podía elegir..... esa sensación de libertad era tan extraña, no era todo tan establecido como siempre se me había mostrado, me empecé a fijar en las calles, en las casas, en los árboles, como se agrupaban, las distancias entre uno y otro, la diferencia entre las veredas, unas mas anchas otras mas cortas, era como una pequeña aventurilla y desde ese día empecé a recorrer, cada vez que podía caminaba por todas partes, en mi fuero interno sentía la necesidad de conocer todo, observaba todo, desde la diferencia de colores del asfalto hasta los pajaritos.Un día de octubre, hacia arto frió, pero había un sol medio esquivo, andaba yo en estos recorridos me acuerdo que después de tomar una y otra calle, llegue a la catedral, no se como, llegue al centro, me quede parado hay mirando esa tremenda mole con sus angelitos, con la señora que pide plata, y dije porque no? entremos, estaba casi vacía, caminé hacia adelante, mire el Cristo de la entrada, me llama siempre la atención tan doliente que los hacen.
Seguí, casi al medio me senté y me quede ahí, como andaba con la onda de la curiosidad, me puse a mirar las estatuas, el techo de madera que precioso parece un entre rejado de un kuchen; la virgen de adelante tan serena, en eso estaba cuando paso un fenómeno climático que me fascina hasta el día de hoy. De repente al sol se le ocurrió salir y la catedral se lleno de luz y con esta mi alma, que increíble como la luz penetraba por los vitrales, el barniz de las bancas brillaba como si las hubieran pintando recién, hasta pareciese que la virgen se sonrió, ahí estaba yo, contemplando ese espectáculo maravilloso y comprendí la canción de Eduardo Gatti, Los Momentos, porque no era mas que eso, un momento en la eternidad, que era mió y era especial y que es la vida mas que un cúmulo de momentos, los que buscamos siempre, felicidades pasajeras, paz, tranquilidad, estabilidad, se traducen en reacciones donde predominan lo receptores tipo gaba, momentos nada mas que eso, me sentí tan acorde a la vida, tan en sintonía con esa melodía que no podía escuchar pero si la sentía, esa la luz se fue y el momento paso, porque fue solo eso un momento, el momento.

aberrado por "Moumon" como a las 10:03 p. m.

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